La Iglesia Católica eligió este miércoles a su nuevo líder espiritual: el cardenal Robert Francis Prevost, de 69 años y originario de Chicago, quien asumió el pontificado bajo el nombre de León XIV.
Con ello, se convierte en el primer Papa nacido en Estados Unidos.
Su nombramiento se dio al término del segundo día del cónclave realizado a puerta cerrada en la Capilla Sixtina.
León XIV fue elegido por 133 cardenales con derecho a voto, en el que se considera el cónclave más internacional de la historia, con representantes de 70 países.
La elección se confirmó con la tradicional fumata blanca emitida a las 18:07 horas (tiempo local en Roma), seguida por el repique de campanas en la Basílica de San Pedro y la proclamación del "Habemus papam" a cargo del cardenal protodiácono Dominique Mamberti.
Desde el balcón de la basílica vaticana, el nuevo pontífice pronunció su primer discurso, que inició con un saludo de paz e incluyó mensajes en español e italiano.
Agradeció al papa emérito Francisco y destacó la importancia de una Iglesia samaritana, abierta, misionera y dispuesta a caminar unida.
“La humanidad necesita de su luz para ser un puente alcanzado por Dios con su amor”, declaró.
En un momento inesperado, ofreció palabras en español dirigidas a los fieles que lo acompañaron en su labor pastoral, especialmente en América Latina, región donde desarrolló gran parte de su vida religiosa.
¿Qué retos enfrentará el nuevo Papa?
Prevost hereda una Iglesia afectada por problemáticas internas profundas: los persistentes casos de abuso sexual clerical, las dificultades económicas del Vaticano, y el desafío de mantener la unidad entre sectores conservadores y progresistas.
El nuevo Papa llega a la Sede Apostólica con un perfil relativamente joven en comparación con otros cardenales papables, además de contar con una trayectoria marcada por su labor misionera, su cercanía al papa Francisco y su experiencia pastoral en América del Sur.
Su carrera eclesiástica comenzó en 1977 cuando ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín en San Luis, Estados Unidos. Fue ordenado sacerdote en 1982 y posteriormente obtuvo un doctorado en Derecho Canónico en Roma.
Fue en Perú donde desarrolló buena parte de su labor misionera y episcopal. Allí dirigió por una década el seminario agustiniano de Trujillo y, más tarde, se desempeñó como obispo de Chiclayo, apostólico del Callao y miembro activo de la Conferencia Episcopal Peruana, incluso como vicepresidente segundo entre 2018 y 2023.
En 2015 adquirió la nacionalidad peruana como parte de los acuerdos entre la Santa Sede y el Estado peruano, lo que lo convierte en un Papa de doble ciudadanía.
Su cercanía con Francisco fue determinante: en 2023 fue llamado a Roma para dirigir el Dicasterio para los Obispos, y posteriormente designado presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, puestos que consolidaron su perfil dentro de la Curia Romana.
Durante su primer mensaje como pontífice, León XIV subrayó la necesidad de una Iglesia sinodal, comprometida con la paz, la caridad y la atención a los que sufren.
También agradeció a los cardenales por su elección y llamó a la unidad eclesial. Su elección responde a una visión pastoral que prioriza la cercanía al pueblo de Dios y la búsqueda de puentes de diálogo en un mundo polarizado y herido.
¿Cómo reaccionó el mundo ante su designación?
La organización Bishop ability, con sede en Estados Unidos, le recordó los desafíos que debe afrontar en materia de justicia y transparencia ante los casos de abuso sexual clerical.
La agrupación propuso un decálogo de medidas para ser ejecutadas durante los primeros 100 días de su papado, que incluye desde la destitución de obispos encubridores hasta la publicación de un listado oficial de clérigos sancionados.
Líderes eclesiásticos de diversas regiones, como Brasil y Bolivia, han manifestado su esperanza en que el nuevo Papa pueda ser un punto de unión en la Iglesia global y una guía para una sociedad marcada por el miedo, la desigualdad y la desconfianza.
MO
