Existen casi 2 mil tipos de insectos diferentes que forman parte de la dieta de alguna región del mundo, y de acuerdo con información del Compendio Estadístico 2024 del Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne), el consumo de las proteínas alcanzó 10.3 millones de toneladas, por lo cual los grillos representan una alternativa alimentaria en el plato del bien comer.
Hoy en día, el consumo de insectos, la entomofagia, forma parte de una dieta saludable. Datos de Meticulous Research apuntan a que en 2033 el mercado de los insectos comestibles alcanzará los 17.9 mil millones de dólares a escala global.
El cultivo y la cría de grillos han experimentado avances tecnológicos que están revolucionando la producción, la creación de sistemas automatizados y un procesamiento avanzado como el secado y la molienda, haciendo más eficientes los procesos y transformando a la industria en eficiente y escalable.
Además, la producción de grillos tiene un impacto positivo para el medio ambiente, especialmente en el uso del agua, toda vez que para producir un kilogramo de grillos se necesitan únicamente dos litros de agua, contribuyendo así al cuidado de nuestro entorno.
De igual manera, datos revelan que el cultivo de grillos genera 100 veces menos emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en comparación con el ganado bovino.
Nutrientes
Entre los principales micronutrientes de los grillos se encuentran hierro, calcio, zinc, vitamina B12 y vitamina B2; además, son una fuente natural de omega-3 y omega-6, nutrientes que benefician la salud cardiovascular, y ofrecen menos calorías y grasas saturadas en comparación de otros animales.
El experto Alejandro Andrade, fundador de El Rincón Verde e InSeg, respalda que los grillos representan una solución innovadora y potencial para mejorar la seguridad alimentaria, especialmente, en regiones con limitado a proteínas, además de que el perfil nutricional es una alternativa viable para las próximas generaciones.
