La segunda venida de Trump

La segunda llegada de Donald Trump se siente como el inicio del fin de los tiempos. Una guerra de proporciones bíblicas entre el bien y el mal, en la que el republicano se presenta como el salvador de un Estados Unidos tomado por el progresismo y los migrantes, pero al mismo tiempo es el verdugo de la población vulnerable, aterrorizada por los días oscuros que se avecinan.

“Dios me salvó para hacer a América grande otra vez”, con esa frase se alzó como representante de esta figura divina que enmarca los símbolos patrios estadounidenses, después de juramentar su cargo con la mano derecha levantada y la izquierda a su costado, sin tocar la Biblia de Lincoln.

En su lucha contra la avanzada woke tiene como general al magnate Elon Musk, su fiel apóstol acusado de nazi, con los sargentos Mark Zuckerberg, CEO de Meta, y Jeff Bezos, de Amazon; la santa trinidad que encabeza al ejército trumpista en la era de la posverdad.

Trump ya tuvo sus primeras victorias. Con su firma y bendición eliminó el reconocimiento a la identidad trans en la comunicación federal, indultó a seis participantes del ataque en el Capitolio del 6 de enero de 2021, se acabó la nacionalidad por nacimiento cuando la estancia de los padres en el país es irregular o temporal, eliminó los programas a favor de la diversidad sexual, y la determinación de la Corte Suprema para que el gobierno pueda señalar a las redes sociales por desinformación en las plataformas, ésta bajo el argumento de “restaurar la libertad de expresión y poner fin a la censura federal”.

Una serie de políticas xenófobas y facciosas que pretende cubrir con un manto de cristianismo patriótico que incita a la discriminación y los discursos de odio.

A este Todopoderoso le hizo frente la obispa Mariann Bude, quien alzó la voz y desenmascaró al falso profeta que capitaliza la sagrada palabra para ir contra las personas LGBTQ+, inmigrantes, solicitantes de asilo y todas las minorías que viven en la incertidumbre desde que se sentó en la Oficina Oval.

Estados Unidos se sumerge en una teocracia en la que la figura de Dios está hecha a imagen y semejanza de Trump: racista, inclemente e inhumano.


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Dora Raquel Núñez
  • Dora Raquel Núñez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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