
¿Será posible un mundo sin Harry Potter?
Responderá cada quien. Supongo muchos, el juicio lector tras de sí, de hacer caso a cualquiera de los conteos que suelen inundar las llamadas redes sociales.
Aquellos titulares de los más leídos, los más vendidos, los más influyentes y un misceláneo etcétera, también materia de estudio de la academia y la crítica literarias.
Uno reciente coloca a la saga novelística de la británica J. K. Rowling (1965), al menos a su título inaugural, Harry Potter y la piedra filosofal, de un total de ocho, como el tercer lugar de los libros más leídos.
Ello sin especificar tiempo de atención y encontrándonos con obras como Don Quijote de la Mancha (primer lugar) y El libro rojo de Mao (segundo lugar) o El alquimista (cuarto sitio), Cien años de soledad (quinto), El principito (séptimo), Guerra y paz (decimoquinto) y El aleph (vigesimoprimero ).
¿No habrá en la enumeración mucho que discutir?
Lo cierto es que Harry Potter está de nuevo en las mesas de novedades. Sólo que ahora desde un peculiar abordaje narrativo, a cargo del francés David Foenkinos (1974), quien en Número dos nos cuenta una suculenta historia en torno a lo que podría haber sucedido a un grupo de involucrados en la generación de la versión cinematográfica de la destacada serie novelística del maguito inglés.
A decir de esta historia, léala usted, no se arrepentirá, al tiempo de escoger al personaje de las varias películas potterianas quedaría en el desamparo otro más, el no escogido, y de allí su título, un número dos.
Un jovencito que al atravesar esa conflictiva etapa de la existencia, cuando se adolece, dicen, es aventado a la derrota y la frustración mientras el ganador, el actor Daniel Radcliffe, comienza a ganar terreno estelar.
Una novela que es además una reflexión acerca de la soledad a la que se enfrentan los jóvenes de las sociedades del nuevo capitalismo imperante. A contrapelo del significante que podría adjudicársele al mismo Harry Potter, “nuestra parte rebelde, nuestro deseo de poseer poderes para erradicar a los indeseables, nuestro sueño de una vida mejor”.
No puede cargar la losa del fracaso Martin Hill, el personaje derrotado. Si fuerte fue perder un casting, también lo serán la serie de vicisitudes que se le esperan, al grado que uno y otras, duda la narración, pudieran ser “elementos que estuvieran relacionados”. (De las segundas no se hablará aquí; no se revelarán enfermedades ni muertes; ni aislamientos ni desamores).
En apariencia una novela banal, la inclusión en su portada de la carita del personaje novelesco-cinematográfico así lo sugiere, Número dos tiene trasfondos de diferente orden.
Bien nos habla de los tejemanejes de la industria del cine que, con calculadas periodicidades, vuelve sus palancas a la expresión novelística, y, en diferentes casos, a la intervención de autores de reconocido prestigio en la elaboración de los guiones cinematográficos. En algún momento se habla de Christine Angot (novelas suyas están publicadas en Anagrama) autora del guion de Con amor y furia, película en cartelera, interpretada por Juliette Binoche y Vincent Lindon. (Antes de la pandemia estuvo en cartelera El misterio del señor Pick, basada en La biblioteca de los libros rechazados, del propio Foenkinos).
Y todavía mejor nos remite a la conocida fórmula del espejo y la autoescucha (a la manera de los diferentes grupos de ayuda en todo el mundo) cuando narra el encuentro entre el número dos y el número uno, aunque sea este último el perdedor. (Son conocidos los problemas que Radcliffe tuvo con la ingesta de alcohol).
“Desde luego, su relato [el de Radcliffe] era excesivo, pero permitía a Martin reubicar los elementos bajo una perspectiva nueva. ¿Qué era el éxito a fin de cuentas? ¿Y el fracaso? Su frustración había arraigado en la fantasía de otro destino que pintaba mejor. Pero ¿qué sabía él en realidad del día a día del Otro? Poca cosa, aparte de lo que contaban los medios de comunicación y la industria de los sueños”.
Tierna y trágica historia que nos entrega Foenkinos en Numéro deux, traducción de Regina López Muñoz, enmarcada en “el mayor frenesí editorial del planeta”.