Desde el Palacio Nacional en la mañanera, la presidenta Claudia Sheinbaum envió un mensaje claro sobre el rescate al río Atoyac, y otros afluentes en el país que durante décadas han sido contaminados por empresas irresponsables, coludidas con funcionarios municipales de Puebla y Tlaxcala.
Ahora semanas después, nos damos cuenta que esa instrucción se está cumpliendo, al menos en cuanto al estudio para saber el impacto real, y por lo dicho ayer en una reunión de la Conagua, solo faltan cuatro municipios de diagnosticar para comenzar el saneamiento.
Según la nota de mi compañera reportera Nancy Camacho, la delegada de Conagua, Beatriz Torres Turcios dio a conocer que se han recorrido 18 de las 22 demarcaciones que conforman la cuenca del Atoyac, y por lo pronto ya se identificaron mil 352 descargas de aguas residuales de origen industrial y doméstico.
Este afluente nace en el municipio de Santa Rita Tlahuapan en la junta auxiliar Santa Cruz Otlatla derivado de tres manantiales limpios y cristalinos, pero al recorrer los 6 kilómetros y llegar a los municipios conurbados se da la incorporación de agua residual. Con esto queda claro lo que Milenio Puebla desde hace años ha documentado, en el sentido de que los seres humanos, por ignorancia o corrupción, o por ambas cosas, han sido los responsables directos de darle en la torre a nuestro entorno.
Sin embargo, la madre naturaleza con su sabiduría, nos da una nueva oportunidad para rescatar los recursos que hemos maltratado, y con el empuje de la Presidenta parece que esta vez sí va en serio esta recuperación que parece un sueño.
Ahora bien, una vez que concluya la revisión ambiental, las autoridades de los tres órdenes de gobierno deberán fajarse los pantalones para 1) impedir que las descargas residuales continúen y 2) obligar a los responsables a que cubran una parte del daño que causaron.
En este caso no se trata de borrón y cuenta nueva, porque los culpables deben pagar y si es con dinero mucho mejor para que esos recursos se reinviertan en el proceso de saneamiento, que seguramente costará miles de millones de pesos.
Esta oportunidad que generosamente nos brinda el planeta para hacer bien las cosas, comienza con la temporada de lluvias que esta semana inició con más intensidad. Las precipitaciones provocarán algunos desastres, pero los beneficios serán mucho mayores.
De todas maneras, no está de más el llamado a las autoridades municipales para que organicen los operativos, a fin de que el recuento de daños sea menor, y que los mantos freáticos se recuperen lo más rápido posible para evitar que nos pegue la crisis del agua.