Temíamos lo que iba a pasar. Y pronto todo se sabrá, sólo que lo más probable es que sea ya demasiado tarde. Hay que recapitular todo el andamiaje que construyó la istración de Andrés Manuel López Obrador para llegar a este punto. Su mente urdió toda una estrategia para que nadie osara intentar contra el poder omnímodo presidencial. No alcanzó en su momento convertirlo en realidad, pero heredó tan fatídica situación a través de su sucesora quien ya con ello mostrará de manera más que evidente su sujeción al gobierno que la precedió y, naturalmente, a su caudillo.
Se dieron las cosas a la vista de todos. Desde la aprobación de las leyes respectivas que se modificaron a modo -incluso cooptando a otros legisladores, y un poco antes con la designación de una imparable presidenta del INE, Guadalupe Taddei, que en apariencia guarda ciertas formas, aunque, por otra parte, termina a llevar a ejecutar acciones muy convenientes al régimen para llevar a cabo sus propósitos. Y lo seguirá haciendo en todo lo que resta de la “elección más democrática del mundo”, ya que echada a andar la maquinaria solamente faltan los resultados, particularmente el que el partido único se consolide y logre el control absoluto de los tres poderes. De esto se trata a final de cuentas.
Así pinta lamentablemente la elección de este domingo. De suyo, será una de las más deslucidas de la historia ya que la influencia de sufragantes está estimada en una de las más reducidas, con porcentaje en los que la propia presidenta Sheinbaum se arriesga y mucho en perder credibilidad en su actuación. Por ello su preocupación en que las cosas no salgan a lo menos tan mal. Ha debido mover cielo, mar y tierra con el propósito de que la elección llegue a una proporción que la haga convincente. Lo malo son los mecanismos con los que espera conseguirlo. De suyo a la presidenta Sheinbaum se atribuye el lanzamiento general de los famosos “acordeones”, para que lo que van a las urnas, que se espera sean fieles, convencidos con toda clase de argucias o sometidos morenistas y demás seguidores y secuaces, no solamente depositen sufragios, sino que lo hagan de conformidad a las líneas establecidas. Es decir, para hablar claro, que voten en los dichosos cuadritos numerados por equis o zeta candidatos o candidatos. Será mucho esperar que los partidarios de buena fe suman cantidades suficientes para revertir lo que ya está previsto como para pensar en que esto será real, sin desconocer que sí los habrá que con ese espíritu concurrirán para no dejarle el pastel completo a los de Morena.
Tan es grande la preocupación en este sentido que los organismos y estructuras morenistas, incluida la presidenta, han debido entrar de lleno en el proceso. Hace apenas unos días que se Reunión con la SNTE con ese fin, aunque el enojo resulto enorme de parte de la CNTE, un problema que tiene al gobierno federal contra la pared. El objetivo sin embargo no será sino captar a los maestros para que se sumen a la causa presidencial y vayan a votar según las normas establecidas. Y en los estados, incluyendo aquellos que son manejados por opositores, el manejo y tendencia al control es muy similar. En Jalisco esto ha originado una movilización sin precedente y con parámetros que envidiarían a los priistas de aquellos tiempos. A todos los militantes y adjuntos se les ha confiado ya un “acordeón” con los nombres (números y colores), principalmente en “Whats Up”, para “facilitarle” a los que acudan las listas de los que tendrán que ser votados. Naturalmente tampoco es de esperar gran novedad. En la lista “Sheinbaum” figuran, otra vez, los innombrables fieles al obradorismo, como Yasmín Esquivel (la primera plagiaria) que tendrá muy posiblemente la presidencia de la Corte, así como Loretta Ortiz y Lenia Batres. Los demás parecen rellenos.
La suerte, al fin, está echada. El domingo habrá una jornada electoral cuyo índice, aseguran los propios morenistas, no rebasará en el mejor de los casos el 17 o 18 por ciento del listado del INE. Vamos a ver. Lo cierto es que hasta hoy todo parece una elección de Estado. Si lo es, será una lamentablemente pérdida de esfuerzos y recursos, sobre todo si termina, también como un gran fraude. Que los más graves problemas del país esperaran, faltaba más.
