Nuevo León y en concreto la Zona Metropolitana de Monterrey es uno de los grandes motores económicos del país, por ello, la noticia de que la violencia ha vuelto a esa zona del país no sólo es una mala nueva para quienes ahí residen, sino para el norte de México en general, porque puede tener impactos negativos más allá de ese estado.
Nuevo León había vivido episodios violentos después de 2010, cuando el conflicto entre el Cártel del Golfo y los Zetas, atravesaba su peor momento, sin embargo, los niveles de violencia habían bajado de forma considerable hasta hace algunas semanas, cuando volvieron los asesinatos, los narco mensajes, las balaceras y los narco bloqueos.
Todo parece indicar que el origen de este repunte en la violencia en Nuevo León se debe a la incursión de los dos cárteles de la droga de mayor poder en el país, que son el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación, que han ganado terreno en el estado, pero que su presencia colisiona, con las organizaciones que ya operaban en la zona, como el propio Cártel del Golfo, en sus dos vertientes, que son los Metros y los Ciclones, el Cártel del Noreste que son los herederos de los Zetas y en mucha menor medida la Organización de los Beltrán Leyva.
El gran problema es que, si esta disputa no se atiende de manera rápida, amenaza con convertir a Nuevo León en un campo de batalla de al menos cuatro bandos, que podría, debido al tamaño de la Zona Metropolitana de Monterey, costar muchas vidas, poner en riesgo la paz social y ahuyentar a las inversiones que están llegando gracias al nearshoring.
En conclusión, Nuevo León se había alejado varios años de la tendencia nacional de violencia desbordada, pero hoy se encuentra amenazada y de no atenderse de forma decidida, se puede iniciar un proceso de degradación, en donde las organizaciones se confronten, que después será complicado frenar y que puede tener costos importantes para la población de dicha entidad.
@victorsanval
