La plancha de la Plaza de Los Mártires era muy diferente a lo que es hoy; su similitud al Zócalo de Ciudad de México era vox populi en la capital mexiquense y por ello muchos la nombraban el Zócalo de Toluca.
El 19 de febrero de 2014 pasó a la historia como el espacio que albergó a La Bestia, la afamada limosina presidencial estadunidense también conocida como Cadillac One.
El automóvil personalizado acompañó al entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a la visita oficial con motivo de la Cumbre de Líderes de América del Norte al que México era anfitrión y que, por decisión de Enrique Peña Nieto -quien llevaba dos años de mandato presidencial- optó para que este evento se desarrollara en la capital mexiquense.
La logística fue preponderante
Barack Obama viajó en el avión presidencial y aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Toluca a las 12:02 horas, donde ya le esperaba la comitiva de recepción y, por supuesto, La Bestia.

A bordo de ella, se dirigió rumbo a Palacio de Gobierno sobre Paseo Tollocan, tomó la avenida Miguel Hidalgo hasta llegar a Los Portales, Nicolás Bravo y, a su vez, Independencia.
La idea de rodear la sede del Congreso local para tomar Lerdo de Tejada y descender frente a Palacio de Gobierno no fue aceptada por el Servicio Secreto de Estados Unidos, ya que esto afectaba la visibilidad de los escoltas y francotiradores que se sitiaron en puntos estratégicos del primer cuadro de Toluca, como en la cúpula de la Catedral y la azotea del ayuntamiento de Toluca.
Tenían que ver en todo momento la trayectoria de La Bestia
Se decidió para que la limosina ingresara a la Plancha de la Plaza de los Mártires para que desde allí descendiera el presidente del país del norte y fuera recibido por el mandatario mexicano a un costado del hasta bandera.
Por ello, el gobierno mexicano fue obligado a realizar modificaciones a su estructura.
Dimensiones descomunales
El Cadillac One tenía la parrilla doble textura y su escudo tenía el tamaño de un plato de comida, lo que a simple vista se notaba que era un automóvil particular, especial y único.
Su con motor V8 general Motors Vortec de 8.1 litros e impulsado por diesel, no era lo peculiar.
Las paredes del chasis tenían un grosor de 12 centímetros de acero y carrocería de titanio, capaz de soportar un ataque de un proyectil bomba.
Las ventanillas tenían un grosor de 8 centímetros y eran a pruebas de bala, pero que se podrían desplegar para cualquier emergencia; los neumáticos fueron reforzados con material de kevlar, conjuntado con unas llantas de acero que permiten al vehículo moverse en la peor de las situaciones por lo que no había zona que no estuviera protegida.
En total pesaba más de diez toneladas y ello se tradujo en un problema para que ingresara al zócalo de Toluca, como lo exigía el Servicio Secreto, por lo que se construyeron dos rampas, una en el lado sur y otra en el norte, destruyendo una parte de la plaza y que permanecería así por varios años más.

La cumbre y los desnudos
El protocolo de la Cumbre de Líderes de América del Norte, establecía que los presidentes Barack Obama, de Estados Unidos, Enrique Peña Nieto, de México y el Primer Ministro de Canadá Stephen Harper, visitarían también el Cosmovitral de Toluca, obra emblemática del maestro Leopoldo Flores, pero que sufrió también los rezagos de la censura.
El equipo del presidente estadounidense ordenó que se taparan todos los desnudos del jardín botánico; las agencias Reuters y Xinhua publicaron fotografías donde se aprecian mamparas colocadas de manera estratégica para que las icónicas figuras del vitral no fueran percibidas.
Mientras, La Bestia estacionada en la Plaza de los Mártires, aguardo el término de la Cumbre para trasladar de regreso al hombre más poderoso del mundo a su avión presidencial.
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