El auge de las berries a nivel mundial, representa la oportunidad para que ejidos y comunidades que habitan en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca salgan de la pobreza, a través del cultivo orgánico de frutas finas como la zarzamora, que crece de manera silvestre en los bosques donde hiberna ese peculiar insecto.
La asociación civil Alternare, cuya misión es la conservación de los recursos naturales de la reserva, por medio de la capacitación a ejidatarios y campesinos, ha demostrado los beneficios de cultivar berries, luego de que hace dos años iniciaran el cultivo orgánico de zarzamora y arándano azul en una hectárea y media dentro de su Centro de Capacitación, ubicado en este municipio, a 20 minutos del santuario Sierra Chincua.
De tal forma, 31 campesinos del municipio de Zitácuaro se convencieron de que las berries son una alternativa de producción amigable con el medio ambiente, que deja rendimientos más elevados que producir aguacate.
“Las berries sí van con el bosque, no queremos seguir talándolo. La producción de zarzamora es mucho más acelerada, el aguacate tarda de entre 5 y 7 años para empezar a producir y la gente está talando el bosque para meter aguacate, requiere de muchísima agua y le están metiendo muchísimos fertilizantes”, señaló Guadalupe del Río Pesado, presidenta de la asociación civil Alternare.
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Para adquirir un financiamiento, con el apoyo de Alternare, los 31 productores conformaron seis Sociedades de Producción Rural y en conjunto cultivaron a finales de 2016, un total de 25 hectáreas de zarzamora y arándano orgánico, que prevén, tendrá un rendimiento de 10 toneladas en noviembre próximo, cuya cosecha pretenden exportar.[OBJECT]
Pero antes, la organización requiere conseguir un financiamiento para la instalación del macrotúnel, ya que la tormenta invernal de marzo pasado arrasó con la estructura instalada en los cultivos del Centro de Capacitación, por lo que solicitará el apoyo a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación para la instalación del mismo en las 25 hectáreas cultivadas, a fin de obtener un mejor rendimiento.
“Por una hectárea puedes sacar alrededor de 300 mil pesos, pero si le descuentas la mano de obra, insumos, vas a andar más o menos por 150, 130 mil pesos por hectárea anuales. Con poquitísimos cultivos sacas esa cantidad de dinero en una hectárea. Es importante seleccionar cultivos que vayan con el bosque, nuestro fin es cambiar la actitud hacia el uso y manejo de los recursos naturales”, resaltó Del Río.
Las berries o frutillas tienen una creciente aceptación en el mundo, se caracterizan por su gran concentración de vitaminas y antioxidantes; en el mercado destacan seis especies: arándano azul (blueberry), arándano rojo (cranberries), fresa (strawberry), frambuesa (raspberry), grosella (currant) y la zarzamora (blackberry). En 2015, México exportó el 65.5 por ciento de su cosecha, generando divisas por mil 501 millones de dólares.
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De acuerdo con el Atlas Agroalimentario 2016 que elabora la Secretaría de Agricultura, Michoacán es líder en la producción de zarzamora; en 2015, con 116 mil 166 toneladas, sus fruticultores generaron una derrama económica de 3 mil 616 millones de pesos por su venta.
Sin embargo, solo dos municipios concentran la producción de esa frutilla: Los Reyes, con una producción de 38 mil 784 toneladas y Peribán con 16 mil 820 tons. En contraste, solo dos de los diez municipios de la Reserva cultivan zarzamora, con niveles muy bajos de producción. Zitácuaro apenas produce 353 toneladas, mientras que Contepec produce 140 toneladas al año.[OBJECT]
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“La región es muy fría y son pocos los cultivos que realmente se pueden ofrecer para los campesinos. Viendo que aquí hay zarzamora silvestre, se buscó la alternativa de ver el potencial productivo de una variedad comercial, en este caso La Tupi, y por las condiciones se ha adaptado bastante bien, ha mostrado que la calidad de la producción es muy buena y al no ser una región productiva, los problemas de plagas y enfermedades hasta ahora han sido muy pocos”, señaló Marcos Mondragón Tapia, supervisor de la producción de zarzamora orgánica de Alternare.
El agrónomo, encargado de capacitar a los campesinos en la producción orgánica de berries y cultura empresarial, reconoció que fue difícil convencerlos de emprender el proyecto.
“En la región, la agricultura no ha sido hasta ahora un negocio, es una región que tiene muchísima riqueza en recursos naturales y a agua limpia, pero se ha dependido de los programas de gobierno y eso provoca que las personas ya no busquen arriesgarse a producir”, señaló Mondragón.
Guadalupe del Río agregó que al decretarse la reserva y prohibirle a sus habitantes la explotación de los recursos forestales, se han acostumbrado solo a recibir los programas de desarrollo social, que no son suficientes para sacarlos de la marginación.
“El problema es que es mucho trabajo. Es más difícil producir su abono orgánico que ir y comprar su bolsa de fertilizante. Pero hay gente que ha retomado el modelo y que lo ha hecho su proyecto de vida y que está feliz, el asunto es ser trabajador y querer salir adelante”, indicó Del Río.
Ecotecnias para el campo
Desde 1995, Alternare ha capacitado directamente a más de 7 mil personas de las comunidades de la reserva, en la producción de hortalizas y animales de traspatio, para el autoconsumo y excedentes para la venta; conservación del suelo y agua y diversas ecotecnias como la instalación de estufas ahorradoras de leña, construcción de cisternas e instalación para la cosecha de agua de lluvia, baños secos, la fabricación de adobe para casas y la instalación de pisos de tierra y cal, producción de abonos orgánicos, árboles forestales y frutales.
Además, cada año, una generación de diez campesinos o estudiantes de universidades rurales de la región se internan durante un año en el Centro de Capacitación de Alternare para certificarse como instructores comunitarios, con lo que más de 12 mil personas han sido beneficiadas indirectamente.
“¿Cómo puede trasladar uno el conocimiento hacia la comunidad? es demostrando que sí se puede hacer (…) Es importante que una familia campesina tenga sus animales, porque son nuestra fábrica y todos los días nos están produciendo abono orgánico, que tenemos que regresar a la parcela para cerrar el círculo”, indicó Gabriel Sánchez Ledesma, campesino cofundador de Alternare.
Alternare también impulsa el rescate del conocimiento, manejo y cuidado de plantas medicinales de la región. Elia Hernández -cofundadora-, ha identificado 130 plantas en la región con propiedades medicinales, las cuales enseña a transformar en jarabes, pomadas, capsulas, extractos y jabones.
REPL