La escritura académica

  • Apuntes pedagógicos
  • La escritura académica
  • Alfonso Torres Hernández

La elaboración de un escrito académico, proveniente de un proceso de investigación, intervención, innovación o reflexión, es una tarea compleja que requiere la atención de varios puntos. Implica reconocer que la escritura es compartir la comprensión de uno mismo sobre una situación o cuestión con otras personas. La escritura supone poner en el escrutinio público nuestras ideas, nuestra forma de pensar y la articulación que hacemos de los diferentes elementos involucrados. Es importante en este proceso, que los lectores conozcan nuestros puntos de partida, la forma en que recogimos la información y la forma en que la interpretamos y analizamos. Otra cuestión importante es decir desde que lugar estamos haciendo el proceso de escritura y qué proceso metodológico nos orientó.

En la escritura académica, la teoría juega un papel importante. Es pertinente por ello, tener presente que la teoría la concibo como una aproximación a la realidad. Es orientadora, además de posibilitar que nuestro horizonte de interpretación y análisis sea más amplio. La recuperación de la teoría nos permite clarificar el enfoque o posicionamiento que asumimos. La teoría es un soporte para una mejor comprensión de los acontecimientos, situaciones o cuestiones y se constituye en un marco de referencia puntual respecto al tema que trabajemos.

La escritura es proceso de aprendizaje. En este proceso desarrollamos un ejercicio permanente de construcción de ideas para posteriormente comunicarlas. ¿Qué implica este proceso? En primer término, nos exige una organización de nuestro pensamiento, es decir, tener claro cuál es la lógica que daremos a nuestra información. Esta tarea significa la originalidad de nuestro escrito. Al respecto, Salazar (1999) nos refiere a tres características de una buena redacción. La primera de ellas es la claridad. Si la intención de quienes escribimos es que nos entienda un amplio público, esto nos exige claridad en las ideas y transparencia expositiva; es decir una visión clara de los hechos o de las ideas y exposición neta y tersa de los mismos. La segunda, es la concisión. Virtud o cualidad que consiste en decir lo más con lo menos, ahorrar palabras y evitar lo innecesario. El autor nos invita, con Azorín, a no entretenernos y destaca que ser conciso exige precisión en el lenguaje, combatir el exceso verbal y el regodeo, y acabar con las imprecisiones que tratan de explicar vaguedades. La tercera es la sencillez, que consiste en emplear palabras de uso común- como tercera cualidad de la buena redacción. Martín Vivaldi afirma que la sencillez no quiere decir vulgaridad; que con palabras de uso común se pueden expresar elevados pensamientos, y que esta obligación del buen redactor va de la mano con la naturalidad. Ser sencillo es huír de lo enredado, de lo artificioso, de lo complicado, de lo barroco en suma; y ser natural “es decir naturalmente lo natural”. Sencillo es aquel escritor que utiliza palabras de fácil comprensión; y natural, quien al escribir se sirve de su propio vocabulario, de su habitual modo expresivo. (Pag. 2-4). A estas características podemos añadir la concreción, la originalidad y la densidad.

La escritura académica implica reflexividad. El proceso de pensamiento pone en juego diversos elementos que el escritor debe discriminar, seleccionar, organizar y argumentar de manera continua. La escritura no es una cuestión meramente técnica, sino que en ese proceso reflexivo, se advierten los posicionamientos, posturas ideologías e intereses de quien escribe. En el proceso de escritura estan expresados los sentidos y significados que se quieren compartir con los otros. Por ello, muchos autores hacen alusión a la promoción de una cultura escrita, para lo cual la claridad narrativa que se imprima es primordial en tanto que es lo que fortalece el carácter comunicativo del escrito. No menos importante es apuntar que la escritura se configura como una articulación de la práctica y la teoría. La realidad social y la reflexión teórica como elementos inseparables.

La escritura académica requiere de un aprendizaje y ejercicio sistemático para que se constituya y fortalezca. Son necesarias la disciplina, la rigurosidad, la regularidad y la continuidad.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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