El futuro energético de México está en grave riesgo. Más allá de lo que suceda con las políticas que implementará el presidente electo, el caso es que la seguridad energética se está deteriorando año con año.
La caída en la producción de petróleo y la transformación inminente del país de exportador a importador de hidrocarburos han provocado que caigamos en el Índice de Riesgo de Seguridad Energética que cada dos años prepara la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
Luego de haber liderado el índice por 12 años, ahora ocupamos el cuarto lugar.
Este Índice se calcula con la suma de las reservas energéticas de cada país, más el uso nacional de esa energía, de los precios que pagan las industrias y el sector doméstico por petróleo, combustibles y luz, además de incluir los precios del transporte y la potestad del Estado sobre las reservas.
En este lapso, el tablero energético de Norteamérica cambió: Estados Unidos superará a Rusia como el mayor productor mundial de petróleo en 2023 y cambiará su posición histórica de importador para situarse cerca de la autosuficiencia y Canadá comenzó a tener una mayor relevancia en la producción y exportación de hidrocarburos.
Por ello, en estos 12 años en que se mide este Índice, EU pasó del noveno al segundo país con el menor riesgo energético del planeta. Y hay otros países ocupando ahora el top 3, como Noruega (#1) y Reino Unido (#3).
De acuerdo con los autores del Índice, entre los focos rojos que hicieron caer a México, otrora potencia petrolera, en este ranking están los ya conocidos: producción a la baja de manera continua por años, caída en inversión en exploración, un aumento de las importaciones de petróleo y derivados y muy poca inversión privada, aún, en el sector.
Sin embargo, hay algunos factores que siguen apuntalando nuestra seguridad energética como la recuperación de reservas mientras se descubren más yacimientos vía la exploración de Pemex y de las nuevas empresas privadas, así como el creciente uso de gas natural en el sector industrial.
Otro punto que podría ayudar a México a mantener un buen futuro energético, que es sin dudas una soberanía que garantiza el crecimiento del país y la atracción de inversiones, es si consigue que, por un lado, Estados Unidos siga suministrando gas natural a bajo costo, como hasta ahora, y por el otro el tremendo potencial de las exportaciones que alista Canadá, que ve en México un mercado natural y cercano para su petróleo (más allá de lo que resulte de la renegociación del Tratado de Libre Comercio)
Con ello y la esperada recuperación de las reservas de México, seguro se mantendrá la seguridad energética del país.
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