Imagínate entrenar todos los días, durante años, para perfeccionar en una disciplina que te apasiona, cuando por fin estás cerca de la cima, la dedicación y el esfuerzo son ignorados, y solamente atribuyen tus logros a una cuestión biológica.
A eso se ha visto reducido todo el sacrificio de Imane Khelif, representante de Argelia, para llegar a los cuartos de final en boxeo en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde este jueves venció a la italiana Angela Carini, a tan solo 46 segundos de iniciado el combate.
El resultado, y las declaraciones de su contrincante, quien dijo “nunca había recibido un golpe así”, desató la controversia que fue aprovechada por personas y grupos transfóbicos para incitar al odio y la exclusión de la población diversa, cuando, para empezar, Khelif es una mujer cisgénero, es decir, nació con el mismo sexo con el que se identifica.
La boxeadora de 25 años no es invencible, ya ha caído en la lona a manos de otras boxeadoras, y en esas peleas no se puso en duda ni su sexo ni su genética. Fue eliminada de los mundiales de boxeo en 2018 y 2019, y en 2022 llegó a la final, a partir de entonces comenzó a ser objeto de rumores y señalamientos.
Las críticas hacia la deportista no solamente revelan la marginación a las personas de la diversidad sexual, sino también la misoginia, que al no encajar físicamente en lo considerado como femenino es que se cuestiona su biología.
Una situación similar vivieron Caster Semenya, atleta sudafricana campeona en Brasil; y la velocista india Dutee Chand, al presentar altos niveles de testosterona que presuntamente le daban ventaja sobre sus rivales; mientras que la keniana Maximila Imali, quedó fuera de la competencia en la capital sa este año precisamente por fallar estas pruebas.
Ahora es Khelif el centro de los ataques discriminatorios de todo el mundo, a pesar de que el Comité Olímpico Internacional reiteró que la argelina, como todos los atletas en el torneo de boxeo, “cumplen con las normas de elegibilidad y de inscripción de la competición”.
La controversia en torno a Khelif, y de todas las atletas criticadas por no entrar en los parámetros establecidos de la feminidad, deben servir para mandar a la lona los prejuicios que prevalecen e incitan a la exclusión de las mujeres hasta dentro de sus mismos espacios.
