Todo lo que sé de La Casa de los Famosos lo sé en contra de mi voluntad. Es imposible escapar del fenómeno televisivo del momento que ha salido del medio tradicional para infiltrarse en las redes sociales.
El reality show ha regresado aquellos días en que Big Brother era el tema central en la sobremesa. Con personalidades de televisión e influencers, mezcla a la generación que conoce a Sabine Moussier de las telenovelas, con la que sigue a Adrián Marcelo como creador de contenido. A diferencia de aquel lejano 2002, ahora el público no solamente vota por su favorito, sino que es capaz de impulsar o terminar una carrera tan solo con un post de X o un reel en Instagram.
Wendy Guevara fue la gran ganadora del programa la temporada pasada; episodios de su participación inundaron los feeds y se popularizó rápidamente. Caso contrario es el que vive Ricardo Peralta, cuyas redes fueron desactivadas ante la pérdida masiva de seguidores, tras acusar a Arath de la Torre de homofóbico.
Así es el poder que ha adquirido la audiencia a través de las redes sociales, en las que incluso se organiza cada semana para decidir a quién sacar, su propia versión de primavera árabe para acabar con la opresión de Mariana Echeverría en la cocina.
Y esa fuerza ha sido capitalizada por la misma televisora que dábamos por muerta hace unos años, pero ha sabido transformarse para seguir dominando el contenido mediante nuevos canales, y sin tener que preocuparse por promocionarlo, de eso se han encargado sus seguidores, los mismos que alguna vez prometieron destruirla. Como resultado, la gala de eliminación pasada llegó a los casi cuatro millones de televidentes, y se espera que la final de esta temporada supere a la anterior, que alcanzó 20 millones de espectadores. En las plataformas digitales, los videos superan las seis mil millones de reproducciones, con un alcance 30 por ciento mayor a la temporada pasada, según datos de Televisa.
Esa tendencia ha rebotado a programas que estaban contra las cuerdas como Hoy, que marcó un récord histórico de 852 mil 800 personas sintonizando el momento en que las conductoras enfrentaron a la actriz eliminada el pasado domingo.
En su agonía, la televisión terminó siendo salvada por la misma generación que pronosticaba su fin, y solamente necesitó 14 famosos, una casa y millones de hambrientos de contenido controversial para explotar.