El Banco Mundial advirtió hace algunos días que América Latina está desaprovechando el nearshoring o relocalización de empresas debido a que existen diversos factores que hacen que la región sea poco atractiva para las inversiones. Pese a que las grandes economías latinoamericanas como Brasil y México tienen salarios que pueden competir con China, esto no está siendo suficiente para que las empresas que están cambiando de ubicación decidan radicarse e invertir en la región.
De acuerdo al Banco Mundial, los factores que desincentivan las inversiones en América Latina y el Caribe son los impuestos, el bajo nivel educativo, la inestabilidad social, la infraestructura y el costo del capital. No es la primera vez que estos factores, en su conjunto o por separado, hacen que nuestros países sean poco atractivos para las inversiones, la radicación de empresas o el desarrollo de emprendimientos. Hay una larga historia de inestabilidad política, corrupción, malos manejos de las políticas públicas, inseguridad y mala calidad de la educación.
De este conjunto de factores, la calidad de la educación es probablemente lo más importante y lo más desatendido. Cuando vemos los ejemplos reiterados de países que hace décadas tenían elevados niveles de pobreza y hoy son ricos, como Singapur o Corea del Sur, no podemos dejar de reconocer que el gran factor diferencial con los países latinoamericanos es la apuesta decidida por la educación, por hacer del conocimiento de su gente el principal capital para el desarrollo, para salir de la pobreza y para minimizar la desigualdad.
No debe extrañarnos que la mala calidad educativa sea una de las causas por las que no se aprovecha el nearshoring, ya que también nos ha hecho llegar siempre tarde a los grandes avances de la tecnología, a las nuevas oportunidades en el mercado, a las innovaciones en el mundo digital, a la industrialización y, en general, a cualquier momento en el que se necesitaba de gente preparada para comprender la dirección de los tiempos y ubicarse a la vanguardia. Invertir en educación, preparar a la gente, contar con potencial para la investigación científica, son los grandes secretos para estar listos no solo para las oportunidades que llegan sino para crearlas conforme a las necesidades.
En tiempos en los que la economía China se está frenando y con ello amenaza con demandar menos materia prima proveniente de América Latina; en tiempos en los que la economía depende del conocimiento y que la riqueza tiene una relación directa con la innovación, la creatividad y la capacidad de inventar, más que nunca hay que atender la urgencia de la educación, la urgencia de invertir en ciencia y tecnología para dejar de ser furgón de cola de cualquier avance de otros países. La cuestión de fondo no es el nearshoring, no es la inversión de coyuntura, no es una radicación ocasional de empresas: el tema pasa por sentar las bases para una economía más sólida, más equitativa y con mayores probabilidades de mejorar la vida de las personas.