No es la coyuntura, es la estrategia

  • Economía empática
  • No es la coyuntura, es la estrategia
  • Héctor Farina Ojeda

En medio de la guerra comercial desatada por los aranceles de Estados Unidos, China ahora mira hacia América Latina como una opción económica más importante. El presidente chino, Xi Jinping, anunció el interés en la región y ofreció no solamente más de 9 mil 200 millones de dólares en créditos para el desarrollo de la región, sino también fomentar las inversiones chinas y aumentar las importaciones desde los países latinoamericanos. Esto lo dijo en el marco de la cuarta reunión ministerial del Foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se realizó en Beijing recientemente.

El interés chino suena atractivo en el contexto de la incertidumbre, de la guerra comercial y de la desaceleración que están padeciendo las economías latinoamericanas. De acuerdo con el Banco Mundial, América Latina es la región que tendrá el peor crecimiento en 2025 con un promedio de 2.1 por ciento. Y eso que este pronóstico sigue siendo optimista frente a los efectos negativos de los aranceles, la disminución de las inversiones, la incertidumbre para el comercio y para los emprendimientos.

Pero detrás de este ofrecimiento coyuntural que parece amistoso en tiempos de dientes apretados, hay que mirar de cerca los malestares latinoamericanos que no hemos sabido resolver. Es curioso que uno de los grandes problemas de nuestras economías sea la dependencia, la comodidad de venderle productos a un mercado grande como Estados Unidos o China, o el conformismo del éxito momentáneo de ganar dinero vendiendo materias primas o escasos rubros. El petróleo, el gas, el cobre, los productos agrícolas, entre otros, son ejemplos de una riqueza natural que no se ha traducido en economías con menos pobreza y más desarrollo.

Uno de los puntos preocupantes es la ausencia de estrategias para el desarrollo en el mediano y largo plazo. Los países latinoamericanos parecen demasiado acostumbrados a la coyuntura, a depender de los beneficios temporales y a tratar de solucionar con parches rápidos lo que debe resolverse con estrategias que vayan más allá de un periodo de gobierno. Si pensamos que en las últimas décadas se ha crecido poco -casi nada- y que esto fue al amparo del gran crecimiento de China, la pregunta es qué estrategia hay para impulsar nuestras economías cuando el gigante asiático ya no se expanda tanto y no demande productos en la misma medida.

Que la inversión china o la demanda de productos aumenten es una buena noticia. Pero lo es para la coyuntura, para el momento complicado en un ambiente enrarecido por los aranceles. La cuestión de fondo tiene que ver con el impulso propio de las economías, con la producción propia, la competitividad y la calidad de lo que hacemos. Es tiempo de dejar de reaccionar sólo para el corto plazo y planificar economías que sean sustentables en el tiempo y que apunten al desarrollo y no sólo al crecimiento efímero. Y el desarrollo a mediano y largo plazo nos exige compromisos más duraderos con la gente, la educación y el conocimiento.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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