Política

El nacionalismo se paga caro

  • Ekos
  • El nacionalismo se paga caro
  • Javier García Bejos

Después del referéndum (o Brexit) en el que una parte de los británicos optó por abandonar la Unión Europea, al Reino Unido le tomó tres años y un sinfín de desventuras y crisis políticas (incluyendo la renuncia de una primer ministro), poder concretar la negociación de salida, que además terminó convirtiéndose en una pesadilla para la ciudadanía británica, que de a poco fue cayendo en cuenta del berenjenal en el que se habían metido.

Las consecuencias políticas y económicas del Brexit siguen presentes en la vida diaria de los británicos y probablemente así será durante mucho tiempo. El costo por haber creído en una narrativa manipuladora y engañosa está resultando bastante alto para el Reino Unido.

Acudo aquí a la sabiduría del filósofo español Fernando Savater que en su célebre libro Contra las patrias, elabora una necesaria diatriba en contra del concepto de “patria” que se forjó en Occidente y que impulsó diversas corrientes de pensamiento nacionalista en el que la identidad de un pueblo, su himno, sus ídolos, su idiosincrasia y sus particularidades culturales son motivo de orgullo exacerbado, y que en algunas ocasiones ha conducido a sentimientos de superioridad entre naciones.

Todo esto viene a cuento porque el fin de semana pasado se celebraron elecciones en Cataluña y por primera vez en cuatro décadas, los partidos independentistas de esa comunidad autónoma de España no lograron la mayoría necesaria para formar gobierno. El Partido Socialista de Cataluña (PSC) se la arrebató.

No voy a entrar en el debate de si los argumentos a favor de la independencia de Cataluña son legítimos o no. Es una discusión compleja y no me corresponde tomar partido en ningún sentido.

Lo que sí llama mi atención es el cambio político que han elegido los catalanes y por eso traje a colación el tema del nacionalismo y sus secuelas, terribles en la mayoría de los casos. Porque más allá de si determinada comunidad autónoma de España puede o no tener razones para emanciparse, en el caso de los partidos independentistas sucedió algo similar a lo del Brexit: en el primer acto un nacionalismo rimbombante y prometedor que termina desinflándose en el segundo acto.

No hay que olvidar que lo que hoy conocemos como España no es otra cosa que la integración de varios reinos y pueblos bajo el mandato político de los reinos de Castilla y Aragón. De ahí la enorme diversidad cultural y lingüística que impera en la península y de ahí también las constantes tensiones que sirven de motor para que sectores de la población vasca, catalana o gallega no se asuman como españoles.

Ese sentimiento de pertenencia, de identidad, ha sido aprovechado de distintas formas por los grupos políticos que han impulsado por un lado, los ánimos secesionistas del País Vasco y de Cataluña y por el otro, la nostalgia por una España que ya no es. Aquí Vox es el principal vocero de esa vuelta al pasado que coquetea con la dictadura, pero que al mismo resalta los valores y la identidad española, lo que sea que eso signifique.

Pues bien, parece que por ahora, ese cuento ya no se vende también. Por lo menos en lo que a Cataluña respecta. Y las razones de ese desencanto con la independencia tienen que ver con factores de mentira e ineptitud política (igual que con el Brexit, se les prometió que la escisión de España se lograría con tan solo votar a favor), y con aspectos económicos y hasta medioambientales. Cabe mencionar que Cataluña se ha destacado por ser uno de los polos económicos e industriales más importantes de España.

El resultado de los comicios en la tierra de Salvador Dalí es relevante por varias razones. 1) Le da un poco de respaldo al gobierno de Pedro Sánchez, que ofreció amnistías y pactó con los líderes del procés, calmando las tensiones en Cataluña y acotando el alcance de la narrativa independentista, pero provocando indignación en el resto del país. 2) Debilita a un movimiento político que en su punto más alto provocó una crisis con alcances políticos y económicos severos para España, que vive desde hace tiempo con el fantasma de la sublevación en su expresión más radical, el grupo ETA, y 3) nos deja una interesante lección sobre los perniciosos efectos de los discursos nacionalistas, que tanto imperan en el discurso político de nuestra época.


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.