Originaria de Jalisco, Rosa Eugenia Flores Villa ha encontrado en León su hogar y en el Sistema Integral de Transporte Público (SIT) su vocación. Desde hace tres años, esta conductora dedica sus días a servir a los leoneses al volante de una de las unidades.
Su jornada comienza cuando la ciudad aún duerme. A las 4:00 de la mañana, Rosa se levanta y se prepara para iniciar su recorrido antes de las 5:00 horas. Su misión diaria es clara: trasladar a trabajadores y estudiantes a sus destinos, siendo un eslabón fundamental en el movimiento matutino de León.
- Te recomendamos Federación recorta 10% del presupuesto destinado a comunidades indígenas en Guanajuato Comunidad

Pero "Rosita", como cariñosamente le gusta que la llamen, es mucho más que una servidora del SIT. Es madre, esposa y una apasionada instructora de zumba que enciende las noches con su energía. Esta doble faceta la llena de vitalidad y, curiosamente, encuentra inspiración para sus clases mientras conduce.
"En la noche me dedico a dar clases de zumba. Algo característico de mi servicio es que siempre traigo música alegre y, de algún modo, mientras conduzco, vengo planeando rutinas; ¡incluso hasta bailo en el volante!", comparte con una sonrisa.
Dentro de su familia, Rosa se ha convertido en un verdadero ejemplo. Sus hijos la iran y apoyan en esta labor que, confiesa, nunca imaginó realizar. Paradójicamente, quien alguna vez temió conducir una simple camioneta, hoy domina las rutas del transporte público. La necesidad de un horario flexible que se adaptara a su rol como madre fue el motor que la impulsó a encontrar esta oportunidad en el SIT.
Sus hijos comprenden el esfuerzo de su madre, aunque a Rosa le embarga la nostalgia por no poder asistir a festivales escolares o juntas, especialmente la celebración del Día de las Madres. Afortunadamente, dijo que cuenta con el incondicional apoyo de su esposo.
- Te recomendamos Libia Dennise fortalece relaciones con Japón; prevé intercambio comercial con JETRO Comunidad

La iración trasciende generaciones. Su hija menor, cuando tiene la oportunidad, la acompaña en sus turnos vespertinos. Una de esas tardes, tras ayudar a entregar boletos, la pequeña sorprendió a Rosa con una pregunta llena de inocencia y anhelo: "Oye, mami, cuando yo crezca, ¿también tengo que manejar un camión?". Rosa, con ternura, le respondió que podía ser lo que quisiera, a lo que la niña, con firmeza, replicó: "¡A mí me gustaría manejar una oruga!".
Mujeres como Rosa Eugenia están derribando estereotipos en un ámbito donde aún persiste la idea de que "las mujeres no saben manejar".
Ella misma aseveró que ha enfrentado situaciones donde pasajeros adultos se muestran evasivos a subir a su unidad por el simple hecho de ser mujer. Sin embargo, estas experiencias no la han detenido. Al contrario, refiere que la impulsan a seguir siendo un ejemplo para otras mujeres que, poco a poco, se suman a las filas del Sistema Integral de Transporte Público de León.