Al primer actor Ignacio López Tarso le faltaron dos años para llegar a los cien. Nació el 15 de enero de 1925 y murió el 11 de marzo de 2023. En su infancia vivió en Veracruz, Hermosillo, Navojoa y Guadalajara, pero fue en la Ciudad de México —su origen y destino— donde comenzó y despegó su carrera en el teatro, una aventura que surgió en la adolescencia y que continuó con ejemplar pasión y constancia hasta sus últimos días.
López Tarso nació en la Villa de Guadalupe, entonces una población prácticamente rural, alejada del Centro, y estudió en el Seminario Menor de Temascalcingo, en el Estado de México, donde tuvo sus primeras experiencias como actor con autos sacramentales del Siglo de Oro español, entre ellos El mágico prodigioso, de Calderón de la Barca.
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El libro Ignacio López Tarso. Hablemos de teatro, de Susana López Aranda (Trilce Ediciones, 2013), es un homenaje, un paseo por la memoria y un registro de la escena mexicana a partir de 1948, cuando el actor inicia su carrera con el montaje estudiantil de Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, en el Palacio de Bellas Artes, dirigido por André Moreau.
Un accidente decidió su destino: trabajaba como bracero en Estados Unidos cuando se cayó de un árbol y se lesionó la columna vertebral. Regresó a México para ser operado, durante su larga convalecencia descubrió la poesía y la dramaturgia de Xavier Villaurrutia, quien daba clases en la Escuela de Teatro del INBA. Por él se animó a inscribirse en esa escuela donde también enseñaban Salvador Novo, Celestino Gorostiza y Clementina Otero.
La vida de Ignacio López Tarso es fascinante, sobre todo contada por él mismo, como sucede en este libro escrito por su hija. Recuerda su experiencia en el Teatro Estudiantil Autónomo, liderado por Xavier Rojas, con el que recorrió el país montando obras de Rodolfo Usigli y otros autores. La idea —dice— era llevar teatro a los lugares donde no había. Eran jóvenes y para sus puestas en escena hacían de todo, desde la escenografía hasta la publicidad.
En el libro El cine de Ignacio López Tarso (UdeG, 1997), platica con Susana de su trayectoria cinematográfica, que incluye títulos como Macario, El hombre papel, El gallo de oro, Tarahumara, La generala, El profeta Mimí y Los albañiles, que lo proyectaron dentro y fuera del país y por los obtuvo merecidos premios.
También incursionó en las telenovelas y grabó discos de corridos, pero su alma permaneció en el teatro, donde fue dirigido por Seki Sano, Salvador Novo, Celestino Gorostiza, Ignacio Retes, Hugo Argüelles, José Solé, Carlos Ancira, José Luis Ibáñez y muchos otros grandes directores. Entre sus últimos éxitos estuvo la puesta en escena de Un Picasso, dirigida por Salvador Garcini, que, a partir de 2016, permaneció más de un año en el Teatro San Jerónimo.
Ignacio López Tarso fue un camaleón; a lo largo de su carrera interpretó los más diversos personajes y en su larga nómina aparecen autores como Cervantes, Shakespeare, Lope de Vega, Chéjov, Jodorowski y Antonio Skármeta, de quien puso El cartero, alternando con Helena Rojo (1944-2024).
Su versatilidad lo llevó lo mismo al drama que a la comedia, caracterizando tanto a aristócratas como a hombres desamparados, a personajes históricos y a seres anónimos. Al recorrer su trayectoria se recorre también la historia del teatro mexicano durante los más de 70 años que permaneció en él con una vigencia incomparable.
Ignacio López Tarso fue un actor perseverante y laborioso, siempre a la búsqueda de nuevas obras, de nuevos proyectos, de nuevos personajes. En el año de su centenario, su recuerdo y legado resultan insoslayables.
AQ