A lo largo de su mandato como presidente de la Fed, Jerome Powell ha cometido varios errores, tanto de política monetaria como de comunicación, que han hecho que el combate a la inflación se vuelva más complicado. Uno de sus errores más recordados fue utilizar el término “transitoria” para calificar a la inflación, error que sostuvo desde marzo de 2021 hasta noviembre del mismo año y que retrasó el inicio del ciclo alcista de tasas más de lo que debería. De hecho, a pesar de que dejó de usar el término “transitorio” en noviembre de 2021, la tasa no fue elevada sino hasta 4 meses después, en marzo de 2022. Un segundo error importante fue el que mencioné en esta misma columna, pero en diciembre de 2023, la necesidad de Powell de atemperar el tono del discurso hawkish y mandar una señal acomodaticia al mercado. Ese error trajo harta volatilidad al mercado de bonos los meses subsecuentes, siendo el inicio de 2024 uno de los peores inicios de año en décadas. ¡El mercado y la política monetaria no estaban en condiciones de relajar el discurso! Pues bueno, hoy la mesa está puesta para que cometa su siguiente error.
Powell ha dicho, en distintos foros, incluyendo en su último comunicado de política monetaria ante la prensa, que las expectativas de inflación están ancladas, y que el aumento en las tasas de largo plazo en Estados Unidos no se debe a dichas expectativas, sino a un tema de “premio por plazo”; una forma elegante de decir, esa subida no tiene nada que ver con la Fed, sino con las políticas que quiere imponer Trump; sin embargo, vale la pena revisar si lo que dice Powell es cierto.
Una de las encuestas más importantes para conocer el estado de las expectativas inflacionarias en Estados Unidos es la encuesta de la Universidad de Michigan, la cual se publica mensualmente (una estimación inicial a principios de mes, y una estimación final a finales de mes), la cual se basa en una muestra de más de 3 mil participantes. Una de las preguntas en esta encuesta es ¿cuál crees que sea el promedio de la inflación en los siguientes 5 a 10 años? Lo que busca medir es qué tan ancladas están las expectativas de inflación en el largo plazo. ¿Cómo se ha comportado esta encuesta los últimos meses?
Cuando trabajas con datos numéricos, básicamente hay dos formas de resumir la información presentada en un solo dato: puedes usar la mediana de los datos, o bien, puedes usar el promedio. La mediana suele ser la métrica preferida porque “elimina” los datos aberrantes de la estimación, contrario al promedio que sí se ve influenciado por dichos datos. Sin embargo, ver las dos métricas te ayuda a entender mejor la historia del conjunto de datos que estás analizando. Dicho eso, la mediana de las expectativas de la encuesta de la Universidad de Michigan ha pasado de 2.9 por ciento en febrero de 2024 a 3.3 por ciento en febrero de 2025, no parece mucho; sin embargo, si nos fijamos en el promedio, tenemos que, en ese mismo lapso, los estimados subieron de 3.5 a 6.9 por ciento. ¡Son números que no se ven desde la crisis derivada del Covid-19, y antes de eso, desde el periodo inflacionario de inicios de la década de los 80!
Analizando más de cerca los datos, si lo dividimos en cuartiles, vemos que el cuartil más pequeño está esperando una inflación baja (de 1.5 por ciento), sin embargo, si nos fijamos en el último cuartil, 25 por ciento de los encuestados están esperando una inflación de 9.2 por ciento ¡Similar al peor momento de la crisis de 2022! Tanta discrepancia en los datos te habla de que las expectativas están por todos lados. No solamente es un dato aberrante. ¡Es 25 por ciento de la población!
Mucha de esas expectativas puede deberse a que, en el corto plazo, el panorama inflacionario no se ve muy alentador: presión en los alimentos por el precio del huevo debido a la gripe aviar que azota las granjas de Estados Unidos; amenazas e imposición de aranceles; miedo a las deportaciones masivas que hacen que el trabajo “barato” escasee, e incluso, la nueva idea de Powell, mencionada en su comparecencia en el Senado la semana pasada, sobre revisar la meta de inflación (2 por ciento en promedio) en los próximos meses. ¡No llegué a la meta, entonces cambio la meta!
Señor Powell, la inflación no parece estar anclada, y no parece que vaya a anclarse pronto. Seguir con ese discurso, seguir ignorando la verdad que nos golpea en la cara, es parte de la receta para cometer su siguiente error; sin embargo, no todo está perdido. Aún hay tiempo de rectificar y volver a endurecer la narrativa. Quizás con eso se logre no tener que aumentar la tasa más adelante, pero se requiere actuar ahora. Hay que dejar las frases estilo “ya casi estamos ahí” y hay que endurecer el discurso de nuevo. Probablemente el mercado accionario sufra con eso; aunque probablemente el mercado de renta fija lo celebre (aunque suene contraintuitivo). ¡No importa lo que piensen los mercados! Son cosas que se tienen que hacer; es parte del job description, y aún no es tarde para hacer lo correcto.