
Autodefinido como “maestro del ritmo”, el baterista Henry Riley ha estado al servicio de músicos como Ahmad Jamal, George Benson, Harry Connick Jr., Marcus Roberts y Wynton Marsalis. Si algo lo hermana con Marsalis es su pasión por la intensidad con la que se vive en su tierra natal, Nueva Orleans, algo que, asegura, influye en la música y no se encuentra en otras ciudades de Estados Unidos. “Es algo que está en el aire, en el agua, en la gente, en la atmósfera, en la comida. He sido muy afortunado por ser parte de esta cultura”.
El músico que se presentará al frente de su cuarteto el sábado 17 de mayo en El Cantoral como parte del ciclo NY Jazz All Stars, refiere que sus dos grandes mentores y amigos son el pianista Ahmad Jamal y el trompetista Wynton Marsalis. Inició su colaboración con el primero cuando tenía 25 años y, declara, “fue el primer artista reconocido con el que trabajé, así que fue mi mentor y aprendí mucho de él sobre la música, arriba y abajo del escenario: cómo conducirte como líder de una banda y cómo lidiar con la gente que está en este negocio”.
Marsalis, asegura Riley, “sacó cosas de mí que yo no sabía que existían. Tuve que incrementar mi nivel de lectura, el entendimiento de las formas y no sólo tocar lo que está en las partituras, sino brindar un elemento humano a la música. He aprendido mucho al respecto a través de Wynton. Él y Jamal han puesto mi nombre en el mapa musical”.
El título de su disco más reciente como líder, Perpetual Optimism (Mack Avenue, 2019), define en buena medida la intensidad de su trabajo musical. Pero, como advierte, el optimismo perpetuo no tiene que ver únicamente con la música. “El optimismo es mi lema de vida. No importa lo que pase en mi entorno, sea bueno o malo, tengo que ver que en la vida hay esperanza, que existe la oportunidad de hacer las cosas mejor. Quiero vivir en un mundo de optimismo: mi vaso no está medio vacío, sino medio lleno. No quiero estar en la oscuridad, quiero estar en la luz”.
CODA
La música como elemento curativo
Aunque resulta difícil pensar en luz en estos tiempos convulsos, el baterista considera que “la música cura, le permite a tu espíritu escapar de la oscuridad y encontrar la paz. Hay música oscura también, pero hay otra que te lleva a la luz y al optimismo. Esa es la música que quiero escuchar, esa que cura el alma”.