Un padre y su hijo fueron asaltados en la carretera México-Pachuca el pasado 2 de julio. El adolescente comenzó a grabar con su teléfono celular a los delincuentes, y después emprendieron la huída. Los agresores, al percatarse que estaban siendo grabados, los persiguieron hasta alcanzarlos y mataron al menor de edad. Los gritos de lamento y desesperación del padre rompen a cualquiera. El hecho, uno de tantos de inseguridad que ocurren todos los días en el país, quedó expuesto en redes sociales, inundadas de contenido gráfico y violento al alcance de cualquiera.
Ante esto, hay que cuestionarse: ¿en qué radica la importancia de la difusión de estas imágenes? ¿De qué sirve dar a conocer este tipo de material? ¿Cuál es el objetivo real de quien lo publica? ¿Generar conciencia? ¿Obtener reacciones? ¿Monetizar la tragedia?
Esta misma semana, miles de s fuimos testigos del homicidio de la cajera de una farmacia en Uruapan, Michoacán, a manos de asaltantes. El video de las cámaras de seguridad de la tienda se compartió infinidad de veces en X. La familia de la joven seguramente se ha topado con esas imágenes una y otra vez en medio del duelo.
Y así podemos citar muchísimos hechos de violencia que hemos visto a través de las redes sociales, porque en esta era en que todo se documenta los filtros de la prudencia y la sensibilidad para decidir qué se debe difundir y qué no parecen inexistentes, lo que importa es generar contenido, crecer en seguidores, tener reacciones y ganar dinero.
Somos partícipes de la normalización de la violencia que tanto nos indigna cuando decidimos consumir este tipo de contenidos como entretenimiento y vemos a los afectados como personajes de una historia trágica y lejana, objetos de juicio y revictimizados.
La exposición constante a la violencia nos está quitando la capacidad de asombro y la empatía hacia las víctimas, y tenemos que encontrar la manera de recuperarlas, porque cualquiera puede ser el protagonista del próximo video viral que alimente a las páginas rojas que viven de los likes de las tragedias.