La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha manifestado su profundo dolor y consternación por el asesinato de siete jóvenes en la comunidad de San Bartolo de Berrios, en el municipio de San Felipe, Guanajuato. A través de un comunicado, la CEM expresó su pesar por la tragedia que cobró la vida de siete jóvenes, incluyendo algunos menores de edad, en la plaza principal de la comunidad.
"Con profundo dolor y consternación, los Obispos de México alzamos la voz ante la tragedia ocurrida en la comunidad de San Bartolo de Berrios, municipio de San Felipe, Gto., donde siete jóvenes, entre ellos algunos menores de edad, fueron asesinados de manera violenta en la plaza principal del pueblo hoy en la madrugada", señaló la Conferencia del Episcopado Mexicano.
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La Conferencia del Episcopado Mexicano se unió al dolor de las familias afectadas y de la Arquidiócesis de León, ofreciendo su cercanía, oración y solidaridad.
La Iglesia católica, a través de la Conferencia del Episcopado Mexicano denunció el espiral de violencia que afecta a numerosas comunidades en México, calificando la masacre como un "signo alarmante del debilitamiento del tejido social, la impunidad, y la ausencia de paz en vastas regiones de nuestra nación".
Ante esta situación, la Conferencia del Episcopado Mexicano hizo un llamado urgente a las autoridades de todos los niveles para que asuman con responsabilidad y eficacia la tarea de garantizar la seguridad y la justicia, advirtiendo que el país no puede acostumbrarse a la violencia ni permitir la impunidad.
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Asimismo, la Conferencia del Episcopado Mexicano instó a la sociedad civil a no caer en la indiferencia ni en la desesperanza, y a construir la paz desde los ámbitos cotidianos, a través de una profunda transformación cultural que recupere el valor sagrado de la vida humana, reiterando que el diálogo y la justicia son los únicos caminos para la construcción de una sociedad en paz.
“Como pastores del Pueblo de Dios, no podemos permanecer indiferentes ante el espiral de violencia que lacera a tantas comunidades de nuestro país. Esta masacre, una más entre tantas que se repiten con dolorosa frecuencia, es un signo alarmante del debilitamiento del tejido social, la impunidad, y la ausencia de paz en vastas regiones de nuestra nación”, se lee en el comunicado.
La Conferencia del Episcopado Mexicano llamó a las comunidades eclesiales a ser testigos de esperanza, promotoras de reconciliación y artesanas de paz, recordando que "el mal no tiene la última palabra" y reafirmando el compromiso de la Iglesia de acompañar a las víctimas, denunciar la violencia y trabajar por una cultura de paz.
“Como Iglesia, reiteramos nuestro compromiso de seguir acompañando a las víctimas, de denunciar el pecado estructural de la violencia, y de trabajar por una cultura de paz, inspirada en el Evangelio de Jesucristo, que “vino a traernos vida, y vida en abundancia” (cf. Jn 10,10)”, concluye el comunicado.