Bef hizo su aportación a la paleontología mexicana con una de sus especialidades, la novela gráfica, para saldar una deuda con el niño que alguna vez fue Bernardo Fernández (Ciudad de México, 1972).
Rex Régum (Océano, 2025), la historieta sobre un Tyrannosaurus rex y su séquito en lo que hoy es México, es la culminación de aquella tarde remota en que su padre llevó al niño Bernardo y su hermano Alfredo al Museo de Historia Natural del Bosque de Chapultepec, donde quedó fijada en la imaginación del futuro artista la réplica de la osamenta del Diplodocus carnegii. El daño estaba hecho.
“Quería hacer algo con dinosaurios mexicanos. Y me encontré con una disyuntiva, En algún momento me planteé la posibilidad de que fuera una novela escrita, porque hay muy pocas con dinosaurios como personajes, pero me decidí por dibujarla”, dice en entrevista el autor también de Tiempo de alacranes.
Los dramatis personæ, además del protagonista, incluyen a 20 especies, como Quetzalcoatlus, el Coahuilaceratops, el Alamosaurio, el Monstruo de Aramberri, el Velafrons o el Aquerarráptor... Pero, de todos, siempre ha sido el favorito del niño Bernardo y del artista Bef el rey, el Tyrannosaurus rex.
Como los naturalistas clásicos tipo de Carl Linnæus, Alexander von Humboldt o Charles Darwin, que dibujaban sus hallazgos, Bef esbozó así Rex Régum y le llevó casi tres años y medio concluir la novela.
El proyecto, que prendió su luz desde su infancia, en realidad tuvo como motor cierta frustración, quizás la misma de gente como Steven Spielberg que se tradujo en Jurassic Park. Bef mismo la cuenta:
“Frustrado por la imposibilidad de ver uno vivo, y ante la certeza de que hombres y dinosaurios jamás convivieron, no tuve más remedio que recrear a estas criaturas en las páginas de mis cuadernos de dibujo y devorar cuanto cómic, serie de TV o película sobre ellos se me cruzara”, explica él de colofón.
Quizás la razón de imaginarlos con humanos, apunta Bef, sea deba a la seducción que ejercen los dinosaurios, “eran animales tan asombrosos que nos duele mucho no haber convivido con ellos”.
¿Por qué optó en Rex Régum sólo por imágenes?
Nunca quise trabajar con diálogos. Quería hacer una especie de documental en novela gráfica, que fuera, además, científicamente riguroso. De haberle puesto diálogos, se habría convertido en una fábula y se habría vinculado más a lo fantástico, que no era mi intención para este libro. No hay nada de malo en las fábulas o en lo fantástico, pero yo buscaba otra cosa: que, más allá de lo divertido, fundamentalmente que la historia de un dinosaurio también fuera educativa.
¿En qué sentido educativa?
Siento que hay muchos productos con dinosaurios en los medios, pero la gran mayoría no son rigurosos en términos de ciencia o son paleontológicamente imprecisos. Quería que la vida de un dinosaurio también fuera formativa, didáctica, no es que un cómic tenga la intención eminentemente didáctica, pero sí quería que todo lo que apareciera ahí fuera científicamente correcto, porque hay muchas películas y cómics sobre dinosaurios, pero pocos tienen precisión científica, en casi todos aparecen humanos conviviendo con dinosaurios, que es algo que sabemos que nunca sucedió. Y por esto también opté por no utilizar el recurso del diálogo con los animales, sino de hacerlos actuar como si los estuviera siguiendo con una cámara en su hábitat natural.

El Museo del Desierto en Saltillo es una institución muy famosa por sus investigaciones en torno a los dinosaurios que existieron en lo que hoy es México, Coahuila. ¿Cómo se vinculó a él?
No fue el museo como institución en específico, sino que Héctor Rivera Silva, que es paleontólogo del Museo del Desierto, me asesoró toda la historieta. Yo lo é a través de conocidos comunes. Y le conté: Quiero hacer una historieta sobre dinosaurios. Y él, muy amable y generosamente, me dio toda la información. Y no solo eso, sino cada que yo tenía algunas dudas, le llamaba y me sacaba de mis dudas; me ayudó a que todo fuera muy preciso. Puedo decir que hasta el día en que dibujé la última viñeta, hace como un año que acabé el libro, estaba perfectamente al día en los descubrimientos, gracias a la iniciativa personal y generosa del doctor Rivera Silva.
¿Cómo se prepara la estructura o, digamos, guion de una novela gráfica de esta naturaleza?
A partir del ciclo biológico de todos los seres vivos: su concepción, nacer, crecer, irse desarrollando, e incluso hay una parte de adolescencia del tiranosaurio. Iba por capítulos desarrollando cada una de esas partes, en función de la información disponible respecto al comportamiento y la biología de los tiranosaurios. Sólo sabía eso: que empezaba cuando nacía y que iba a terminar cuando cayera el meteorito que acabaría con la era de los dinosaurios, en Chicxulub, en Yucatán. Ahí me fui con mucha calma, fase por fase por la vida de este animal maravilloso, recreando en la medida de lo posible cómo había sido su vida y su entorno en el mundo del Cretácico.
Al ser una novela gráfica sin diálogos, con imágenes solamente, que cada una es ya atractiva visualmente en cualquier página. ¿Cómo recomienda la lectura de una novela gráfica como esta?
Entiendo que no es un formato tan común, pero propongo que se lea, si no se es lector de cómics, como se va al cine: ver la imagen enmarcada, en este caso en la viñeta, e ir siguiendo la secuencia para ir decodificando la historia. Yo intenté y esa es otra de las complicaciones del proyecto que fuera muy clara la secuencia. Yo a veces digo que escribo cómics para los que no leen cómics, y justo soy muy cuidadoso de que sea muy clara la información y muy legible. Esa era una de mis consignas.

¿Cómo se logra una narrativa dentro de una novela visual?
Esencialmente esto es algo muy del oficio: se plantean los elementos gráficos distintivos, que en este caso eran los personajes, y luego hay que ser muy cuidadoso en la planeación de las secuencias para no revolver los ejes de acción; yo ahí apelé mucho a la animación muda, por ejemplo, sonará un poco exagerado, pero mucho de La Pantera Rosa y de su narrativa está en Rex Régum. Me gustan mucho los cómics que no tienen palabras porque no necesitan traducirse y se pueden disfrutar de inmediato. Estudié con mucho cuidado. Uno de mis referentes fue Sergio Aragonés, el mexicano que ha publicado durante más de 60 años en MAD, porque es un genio para narrar historias sin palabras. Entonces, es establecer elementos gráficos muy reconocibles y después ser muy cuidadosos a la hora de que fluyan en la viñeta, que es el escenario de la novela gráfica, el equivalente a la pantalla o al proscenio teatral.
Curioso porque acabo de ver la película alemana Góndola (2025) del alemán Veit Helmer, y justo no tiene absolutamente diálogos y está manejada como una historieta.
De ahí viene. La historieta y el cine aparecen más o menos al mismo tiempo y se han retroalimentado durante más de 130 años. Voy a buscar esa película, porque me interesa mucho la narración sin el uso de la palabra. Es decir, hay ahí una sintaxis de la imagen y la palabra está de alguna manera en la estructuración de la historia, aunque no aparezca en forma de grafías.
El estilo en Rex Régum ¿es representativo suyo como novelista gráfico o buscó darle otro giro por la naturaleza de los personajes, en este caso dinosaurios?
No, es bastante representativo de lo que yo hago. Lo único es que, como es en blanco y negro, me puse a revisar con mucho cuidado a los dibujantes clásicos del manga japonés, especialmente a Osamu Tezuka, el padre de Astroboy. Digamos que es lo más cercano a un manga, que yo haré jamás, pero creo que Rex Régum es muy representativo de mi estilo gráfico, que he venido trabajando de muchos años.

Presentó su libro en la Feria Internacional del Libro de la UASLP ante muchos jóvenes. ¿Cómo fue la recepción de los jóvenes a una novela gráfica sin palabras?
Había muchos jóvenes y niños en el público. Los dinosaurios son hipnóticos para niños y jóvenes. Aunque yo creo que a todos nos gustan, a todos nos atraen esos animales prodigiosos. Pero sí tienen una resonancia muy fuerte entre niños y jóvenes, lo cual agradezco.
No conozco otra historia de dinosaurios ambientada en lo que hoy es México, con dinosaurios cuyos fósiles fueron descubiertos en México por paleontólogos del Museo del Desierto.
Sí, era importante para mí hacer una obra mexicana. Los dinosaurios, y especialmente el tiranosaurio, parecen ser que sólo existieron en el territorio norteamericano. Esa percepción yo la tenía de niño porque no sabía o no estaba al tanto de los descubrimientos que se han hecho aquí en México. Ahora somos una potencia paleontológica y yo quería reflejar eso en la historieta. Para mí era muy importante que fueran todos los personajes dinosaurios encontrados en México, y que sucediera la historia en lo que hoy es territorio nacional.
Hay tergiversaciones históricas y científicas en torno a los dinosaurios, ya lo mencionó, como el que los pongan a convivir con humanos, hay películas como la de Tin Tan, o de cavernícolas. Lo último ha sido Parque Jurásico y todas sus secuelas. ¿Por qué prevalecen estas narrativas?
Justamente, es difícil sostener una historia con puros animales sin diálogos, y quizás la presencia de personajes humanos ayuda a que el gran público conecte. Desde Parque Jurásico, bueno, mucho antes, desde Los Picapiedra, que era en tono de humor. Ahora hay una serie animada que a mí me encanta, que se llama Primal, con un dinosaurio y un cavernícola. Es que es muy seductor: eran animales tan asombrosos que nos duele mucho no haber convivido con ellos, y por eso siempre se busca que nos hayamos codeado con ellos aunque sólo sea en la fantasía o la imaginación, que es muy poderosa.
AQ